De acuerdo con esto, el narcotráfico es un fenómeno que se ha vuelto un problema económico, político y social para los países productores y consumidores, ya que entre muchas otras consecuencias trae una desintegración familiar y destrucción física y mental de los individuos. Participa en las redes de corrupción y tiene como principal ventaja el poder económico que muee a países, autoridades y a ciudadanos comunes. Existe un gran esfuerzo del gobierno del Presidente Felipe Calderón por atacar el conflicto desde varias instancias: “programas sociales orientados a la prevención del consumo, en escuelas, la vigilancia de los espacios en los que se ubica la población riesgo, como niños y jóvenes, así como lucha frontal para la identificación de las formas de operar, las relaciones que se tejen entre los narcotraficantes y las autoridades municipales y estatales, lo que ha llevado a decomisos de suma importancia como el efectuado en el Puerto de Manzanillo, en el Estado de Colima cuya cifra fue de 23 toneladas de cocaína, así como detenciones de líderes de los principales cárteles del país, y la agilización de los procesos de extradición de otros delincuentes efectuadas a Estados Unidos México todavía debe de transmitir un largo camino para mantener bajo control las actividades de la delincuencia organizada, no solo tiene un sistema penal que carece de capacidad para mantener en prisión a los narcotraficantes y que estos no sigan operando sus organizaciones, sino que el siguiente paso es aun mayor, y tiene que ver con la extradición a Estados Unidos de las más importantes cabezas del narcotráfico mexicano, “Kevin C. Whaley, quien cree que una de las razones del crecimiento de las organizaciones mexicanas se debe a que los grupos colombianos tienen miedo de venir a Estados Unidos a realizar sus negocios. Por lo tanto, se sienten más seguros con que los cárteles mexicanos traigan la droga a Estados Unidos, donde éstos tienen una mayor operación y control del mercado”.
Es una de las razones por las que se ve un crecimiento de las organizaciones mexicanas en el interior de Estados Unidos. Y ahora que se habla con los capos que han sido extraditados, dicen que la única cosa que temen no es a perder su dinero o sus trabajos, ni siquiera ser arrestados. Ellos le temen la extradición a Estados Unidos, por que saben que si son culpables no regresaran a su país.
Ese crecimiento del narcotráfico mexicano que parece desbordar al Estado ha traído consigo mayores operaciones millonarias de droga, una reciente escala de violencia y mayor impunidad en las actividades en el país. Pero ese rimen organizado – sin importar que tan grande o que tan peligroso h sido, o el dinero ilegal que generó o los crímenes que cometieron – palidece en comparación con el crimen organizado a lo largo de la frontera donde actúan las organizaciones mexicanas. Los cárteles en México son más grandes, más sofisticados: no generan millones de dólares sino billones de dólares. Y el nivel de violencia que actualmente poseen es mucho más sustancial y más agresivo que el crimen organizado en Estados Unidos.
Este fenómeno no se reduce a un oficial de policía o un agente federal que recibe dinero de los capos. México necesita un sistema judicial que pueda perseguir y cancelar a todos los que deban ser encarcelados. Necesita mantenerlos en prisión de manera que no puedan seguir dirigiendo sus organizaciones desde la cárcel o que se evadan. Todas estas cosas necesitan ser puestas en su lugar, por lo tanto, es algo mucho mas grande y complejo.
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